miércoles, 2 de julio de 2014

La Ocurrente Propuesta

Esta historia es inventada, aunque a quién no le gustaria algo tan ocurrente, espero les guste, :)



"Claudia era una joven independiente, aún soltera y  sin hijos teniendo ya 28 años, pero con una carrera en las relaciones públicas totalmente realizada, incluso con sus arranques filantrópicos de vez en cuando por su buen pasar.  Físicamente era una hermosa mujer, de tez blanca, estatura promedio, cabello liso muy negro y largo, ojos marrones y grandes, y de caderas pronunciadas.


Las felicitaciones por parte de su madre refiriéndose a ella con orgullo por ser soltera y realizada, han cambiado por una infinidad de cuestionamientos como: “¿cuando tendré nietos?, ¿ te casarás algún día?, ¿ acaso moriré sin ser abuela?, todas mis amigas tienen vídeos de sus nietos, y yo ¿Cuándo?”, cada vez que visitaba a su madre, tenía que soportar estas interrogantes una y otra vez, pero ella tenía mucha paciencia  para oírla, y solo le respondía: “tranquila madre mía, todo a su tiempo, recuerda que siempre me decías eso”.


Al volver a su casa después de haber visitado a su madre, abría la puerta de su departamento, y el único ser que la esperaba era su gatito tuxedo  Tobías, el cual se metía entre sus piernas para acariciarla y pedir comida. Luego de esto se sacaba los tacones, y se acostaba en el sillón a cuestionar su propia vida personal. Acaso estaba tan mal, tendrá tan mala suerte, o ¿solo será una mujer demasiado exigente?, luego cenaba, tomaba un largo baño de espumas, y se iba a la cama acompañada del bello Tobías.


Era viernes por la mañana y Claudia estaba muy feliz, ya que era su cumpleaños número 29, y deseaba con ansias celebrar hasta el amanecer.


Se vistió, tomo desayuno, alimentó a su gato, y se fue a trabajar, el día pasó muy rápido entre labores, regalos, almuerzo de cumpleaños y llamadas de felicitaciones.


Al llegar la noche, todos sus amigos parecían abandonarla para ir a celebrar a algún bar, con disculpas tales como: “amiga lo siento, debo ir a buscar a mi hijo”, “Perdona Clau, pero quedé para juntarme con mi esposo”, “Justo hoy cenamos con mis suegros”. Que discursos mas baratos y molestos, pensó, acaso no tienen más días para la familia, un domingo quizá, pero se resigno y se fue a casa disconforme  y le vino todo el agotamiento de un santiamén. 


Luego de haber llegado, se durmió en el sillón, y Tobías se durmió sobre el estómago de ella. Pasaron muchas horas, cuando despertó ya eran las 21:30, por lo que se paseo por el pasillo de su sala, reflexionó mientras su gato la seguía con un gran apoyo moral, hasta que se decidió, iría a celebrar sola, y se emborracharía, para luego pedirle a un taxi que la trajera a casa. 

Pero no iría sola como ella pensaba, de pronto sonó el citófono y el conserje de su edificio le informa que su amigo Christian esta de visita, por lo que ella le indica que por favor suba, al abrir la puerta grita desesperada, lo golpea en el pecho con ambas manos y lo abraza: “Maldito, te extrañaba, hace muchos  meses que no te veo”, mientras que el le respondió con un tono muy agudo “ ay, ¿acaso creíste  que  te iba a dejar sola en esta celebración de tu último año previo a los 30?si tus otros amigos no saben divertirse no es mi culpa, no viajé tres horas para dejarte sola, olvídalo, así que quiero verte vestida como una prostituta de tarifa excesiva en este instante, veremos si esta noche encuentras la emoción que tanta falta le hace a tu vida”. 

Christian era su mejor amigo desde que entró a la universidad, compartían muchos recuerdos, vivencias y por su puesto, compartían su gusto por los hombres, solo los separaba el vivir a tres horas  de distancia.


Claudia se arregló de forma muy glamorosa pero siempre cuidando el grado de sencillez que le gustaba reflejar, nada exuberante, nada brillante, pero si muy sensual. 


Salieron  del departamento, tomaron un taxi hacia uno de los mejores bares de la ciudad, llegaron al lugar, tomaron asiento en una de las mesas, y comenzaron a beber y a disfrutar. Luego de un rato comenzó a tocar sobre el escenario del lugar una banda  y Claudia sin explicación alguna se puso de pie al lado de su mesa, cerró los ojos y comenzó a bailar, con suaves movimientos, como si aquella melodía hubiese estado en  su  mente por mucho tiempo.


Christian fue al baño, y en ese preciso instante, el guitarrista de esa banda, se acerco a su mesa, un hombre de gran estatura, ojos de color pardo y labios carnosos, cabello muy negro, tez tostada, y espalda ancha, tal como le gustaban a Claudia. Se sentó frente a ella  y le dijo con su gruesa voz:


-“Pensé en pedirte fuego, pero ya no se puede fumar en estos lugares”. “pensé en pedir tu número telefónico, pero no traje celular, y no tengo papel, tampoco un lápiz”, “pensé en decirte lo hermosa que eres, y lo alucinante que te veías danzando entre la multitud”, “pensé en tantas cosas, pero nada me convenció, no quería ser un vulgar hombre que desea conquistar a una chica en un bar,  solo me convence el hecho de que me gustaría conocerte, y si lo deseas, la próxima semana podremos encontrarnos en este mismo lugar, a la misma hora, sentarnos de frente en la misma mesa y solo hablarnos por recados en post it, y en nuestra segunda cita podríamos sentarnos en mesas separadas y solo hablarnos por teléfono, y así si gustas seguimos con una tercera cita , que nos lleve a una cuarta y así podemos conocernos mejor o debería marcharme antes que tu amigo vuelva y simular que jamás vine a molestarte y a hacer le ridículo"


Ella quedó totalmente muda frente a tamaño modo de conquista, con frases realmente únicas, acaso este tipo tan guapo estará loco, acaso utilizará ese discurso con cada mujer, cada fin de semana en este u otro bar solo para conseguir sexo casual, debería temer  e imaginar que ese hombre es un psicópata y asesino en serie, acaso debería tomar en cuenta tamaña proposición, y lanzarse hacia aquello imaginando una relación hermosa y llena de pasión o al menos tomarlo como una buena diversión?"


 
 

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