Les presento uno de mis libros favoritos, básicamente sobre enseñanzas de como vivir a concho cada momento de la vida, con sus maravillas y desventajas.
En la primavera de 1995, el azar se encargo de reunir de nuevo a Mitch
Albom, autor de este libro, con Morrie Schwartz quién murió en noviembre del mismo año,el cual había sido su
maestro preferido en la universidad y en ese momento padece una enfermedad
terminal llamada Ela (esclerosis lateral amiotrófica), por lo que deciden verse y conversar cada martes.Cada martes esta relación se va convirtiendo en algo entrañable, una de las
lecciones de esperanza, amor y solidaridad que Morrie le transmitió en
el ocaso de su vida a Mitch. Es una crónica sensible y emotiva basada en hechos
reales en la cual se traza el perfil de un hombre excepcional.
La verdad es que no tengo mucho que decir ya que el libro se explica por si solo, lo que destaco es que podemos aprender y re aprender de Morrie, un hombre maravilloso, que amó la vida, que la disfrutó a concho, que no sintió miedo de demostrar sus sentimientos hacia su pasado, presente y futuro, y esto quedó gravado en la vida de Mitch y en la de los millones de lectores del libro, incluyéndome.
Es un libro que según Escritorista debes leer si o sí, para llenar tus pensamientos, maravillarte y reflexionar, pero si eres de las personas llamadas malísimas para leer, siempre puedes ver la película, realizada el año 1999, protagonizada por Hank Azaria como Mitch Albom y Jack Lemmon (q.e.p.d.) como Morrie, no es nada del otro mundo la adaptación, tampoco tiene grandes locaciones, pero Jack Lemmon realiza un rol extraordinario, y es un tanto increible ya que a los dos años de realizada esta adaptación, el muere.
Para concluir, les dejaré algunas frases de Morrie para ver si se entusiasman en leer el libro.
“Lo más importante en la vida es aprender a dar amor y dejarlo entrar,
creemos que no nos merecemos el amor, creemos que si lo aceptamos nos
volvemos más blandos”, . Pero un hombre sabio que se llamaba Levine lo expreso correctamente, dijo: "El amor es el único acto racional".
“Te diré como marchan mis emociones, cuando aquí hay
gente y amigos, estoy muy animado. Las relaciones de amor me
sostienen”. “Hay días en que estoy deprimido. No quiero engañarte. Veo
que pierdo algunas cosas y tengo una sensación de temor. Me expreso con
las manos”.
“Tenemos miedo a la vejez, toda esa importancia que
se le da la vejez, no me la trago. Se lo triste que es ser joven. Tienen
penalidades, luchas, sentimientos de ineptitud, sensación de que la vida
es desgraciada. Los jóvenes no son sabios, tienen un entendimiento muy
limitado”.
“Estas personas tienen tanta hambre de amor que
aceptan sucedáneos, las cosas materiales no pueden servir de sucedáneo
del amor, ni de la delicadeza, ni de la ternura, ni del sentimiento de
camaradería. El dinero no sirve de sucedáneo para la ternura”.
“No necesitas
el último coche deportivo, no necesitas la casa más grande, ofrecer a
los demás lo que puedes dar, no me refiero al dinero, me refiero al tiempo
que aportas a los demás. Dedícate a amar a los demás, a la
comunicación, dedícate a crear algo que te aporte algún sentido”.
“Lo
que me hace sentir vivo es dar a los demás. Cada noche, cuando me
duermo, me muero y a la mañana siguiente cuando me despierto, renazco”.
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