Alejandra y Felipe se enamoraron
a primera vista, tuvieron un largo y hermoso noviazgo, hasta el día en el que
decidieron casarse, y formar una familia feliz.
Toda la familia de Felipe junto
con la de Alejandra, celebraron la noticia de este maravilloso encuentro, y desde le primer instante planificaron una boda en conjunto y de grandes
magnitudes.
Llego el día de su boda , y la ceremonia fue espléndida
y sin dificultades, todo el mundo aporto un granito de arena para llevar a cabo
tan bello evento.
Aunque dentro de su matrimonio, como en cualquier otro, no todo fue color de rosa, Alejandra
sufría una enfermedad la cual le
generaba hemorragias cada cierto tiempo, por lo que lamentablemente no le
permitía tener hijos, nuevamente, toda la familia de ambos se sumó al dolor, y realizaron
una serie de hermosas oraciones y
alabanzas agradeciendo a Dios y pidiéndole un hijo para la pareja, ya que eran
muy creyentes.
Una noche él, esperó a su mujer
con una maravillosa cena romántica, y le leyó
el génesis de la biblia, en donde se relata la historia del patriarca Abraham y su mujer Sara, la cual jamás pudo
concebir, hasta que Dios se lo permitió al fin, lo cual fue un maravilloso
milagro. Terminaron de cenar, ambos se pusieron de pié con lágrimas en el
rostro, se besaron tiernamente, se tomaron de las manos, cerraron sus ojos y
comenzaron una bella oración en conjunto, rogándole a Dios, que les diera la
oportunidad de ser padres, que lo ansiaban con toda el alma, con todo el corazón
y con todas sus fuerzas y se fueron a la cama para concebir, con mucho amor y fe.
Pasaron tres semanas y sus plegarias fueron escuchadas,
ella estaba embarazada, los cánticos y danzas de júbilo se oyeron a varios kilómetros a la redonda,
hubo fiesta en la familia por días.
Pero el embarazo era de alto
riesgo, con un reposo absoluto en cama, sin poder moverse de casa, pasaron más
de 7 meses y llego tan ansiado día, el nacimiento del maravilloso ser que todos
esperaban con ansias.
Al momento del nacimiento, todo
se complicó, ya que el bebe el cual fue niño, nació con una gravísima falla cardíaca, mientras Alejandra descansaba del trabajo de parto, Felipe se fue a
orar en las afueras del hospital, cuando de pronto aparecen dos médicos, los
cuales comienzan a fumar y a conversar entre ellos, “¿Como va la noche
colega?”, “ no muy bien la verdad, tengo un terrible caso, de un recién nacido
con falla cardíaca, y los pronósticos no son muy buenos, no creo que sobreviva esta noche”, al oír esto Felipe sintió que un frió le recorría la espalda, ya
que estaba seguro que hablaban de su bebé.
Caminó hacia la esquina del
hospital, se arrodillo en plena vía, y oró con todas sus fuerzas “Señor mío, te
lo imploro, jamás he pedido algo, y te agradezco por la maravillosa vida que me
has dado, pero no permitas que mi hijo muera, te lo imploro”, se veía tan desesperado que las personas que
transitaban por allí se acercaron a el y comenzaron a realizar plegarias
pidiéndole a Dios por su hijo recién nacido, personas que jamás lo habían visto
ni sabían su nombre, pero la oración se volvió muy fuerte, al ponerse de pie lo
abrazaron, y le dieron mucho ánimo para seguir adelante.
No sabemos si la verdad absoluta
estaba en manos de Dios ese día o en manos de un equipo de médicos, pero el
milagro de la vida puede ocurrir a cada instante y sin explicación.
Hoy ya son 7 años desde ese día,
y León escucha su historia con mucha atención y una hermosa sonrisa en el
rostro.