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Pues si, he decidido tomarme vacaciones, yo
creo que un mes o dos, me será muy fácil encontrar alojamiento debido a mis
encantos.
¿Qué
como me llamo?, bueno, me han nombrado
Ginger por mi cabello, suave, sedoso, brillante y semi anaranjado. Ah, lo olvidaba,
soy un gato, no uno cualquiera. Verán, tengo la capacidad de controlar el
subconsciente humano, solo en parte, la mayoría de las veces para mi propio
beneficio. No me mal interpreten, por ejemplo, mi ama, la Javi que por cierto
es una jovencita bien perturbada, tiene una mente un tanto frágil. Mientras duerme le hablo y le pido cosas como
por ejemplo, “no olvides la lechita calentita para Ginger cuando te levantes”, “no
olvides cepillar el sedoso cabello de Ginger”, “no olvides pasear a Ginger por
el parque al atardecer”, para mi suerte todo eso funciona a la perfección,
excepto cuando intento calmarla de sus problemas de la vida diaria, mi poder en
ese caso no funciona, siento que esta muy estresada, se queja cada vez que
llegamos a casa, que la compañera de trabajo, que el novio inmaduro, que su
hermano idiota y mantenido, que su padre enfermo, ¡Dios mío!, yo adoro a la
Javi, es una ama muy delicada y preocupada, pero no soportaré por mas tiempo sus quejas,
me ha hecho incluso enfermar del estómago.
Por esto mismo, como les comenté
anteriormente, he decidido fugarme uno o dos meses, me iré a la China, se que es peligroso, pero
necesito respirar un tiempo y dejar sola a Javi, ella lo necesita, y yo
también, he preparado un bolsito con mi cepillo de dientes, un sonajero, mi cepillo
de cabello y mi pequeño osito de peluche, lo llevaré en mi cuello y saldré
sigilosamente de madrugada, mientras Javi, su hermana Paula y los vecinos
duermen.
Cap I “La huida”
Ok, todo listo
en mi bolso, debo ir a controlar el subconsciente de Javi, para que no me
busque al menos por un tiempo.
-
Javi, habla Ginger, me iré de vacaciones por un
tiempo, no me busques, yo volveré a ti, tampoco estés triste, ten mucha
paciencia, no olvides que te adoro ama mía, pero necesito un respiro.
Ginger lamió la
mano de su ama a modo de despedida, y salió por la venta de la cocina con su
bolsito al cuello, mientras corría, un gato negro de ojos azules la detuvo en la reja del edificio en donde
vivía.
-
Mmmm… ¿Dónde vas a estas horas preciosa Ginger?
-
Sherlock…me asustaste, voy…a dejar estas cosas a
mis amigas de la calle.
-
¿Estás segura pelirroja?, ¿no estarás pensando
en huir?
-
Jajaja, claro que no Sherlock, simplemente voy a
lo que dije.
-
Pues entonces te acompañaré, no permitiré que
una dama tan fina como tú ande sola por las calles de madrugada.
-
No Sherlock, yo puedo sola, déjame por favor.- tendré
que controlar su mente, como lo hago con otros animales.- Bien Sherlock,
acompáñame, pero antes, tráeme uno de tus sonajeros para mis amigas de la
calle, te lo agradecerán.
-
Muy bien preciosa, voy y vuelvo.
Esta es mi
oportunidad, debo correr como nunca. Ginger corrió y corrió, hasta que el
cansancio recorrió su cuerpo y se refugió en una caja de cartón en un pequeño
parque. Al otro día, despertó y se encontró rodeada de perros callejeros
hambrientos. Gracias a Dios podía controlar a animales con inteligencia
inferior a la suya.
-
Lindos perritos, síganme, los llevaré a un lugar
lleno de comida, mucha carne y galletas para morder.
Ginger tan inteligente, hizo correr a esos
perros vagos por cuadras interminables, hasta que acabaron debilitándose,
mientras ella seguía corriendo.
-
¡Pero que cansancio!, creo que he perdido unos
kilos con tanto ejercicio, pero que veo, ¡no lo puedo creer!, he llegado a la
China, pero que manera de haber cosas y tiendas, y lo que es mas obvio
¡Chinos!, jejeje, que ojos mas rasgados, ah pero que es esto, gatos que mueven
la manita, había visto eso en la televisión, dicen que son para la fortuna..-
De pronto se acercó a Ginger una gata Tuxedo muy hermosa.
-
Hola pelirroja, mi nombre es Kumiko.
-
Hola Kumiko. Mi nombre es Ginger ¿eres de por
aquí?
-
Claro, soy del barrio chino, ¿tu de donde
vienes?
-
Pues no me lo creerás, pero vengo del otro lado
del mundo, muy diferente a este, ¡oh Dios!, mi estómago esta rugiendo, ¡jamás
me pasó!
-
Jajaja, Ginger, eso significa que tienes hambre,
ven conmigo, mi amo nos dará algo de comida.
-
Claro, muchas gracias Kumiko.
Llegamos a un lugar muy amplio, al parecer
era un restaurante Chino, ¡siii!, como la verdadera China, con Budas, lámparas
rojas de papel, y gatitos mueve manos. De pronto un hombre de ojos rasgados
saludó a Kumiko con un cariño de manitas, y a mí también, que ternura de
Chinito.
-
Hola Kumiko, veo que traes a una amiguita. Pero
que hermosas se ven ambas, les prepararé un poco de galletitas con atún ¿Qué
les parece?
-
Me parece maravilloso Shen, eres lo máximo...-
le lamió la mano.-
-
¿Kumiko, es tu amo?
-
Claro que sí, tiene este maravilloso lugar, en
donde vienen personas de todo el planeta a probar su rica comida.
-
Wow, que maravilloso amo el que tienes.
-
Y tu Ginger ¿que es de tu amo?, por tu
apariencia cuidada y el collar con
nombre, no creo que seas callejera.
-
No lo soy, como te dije, vengo del otro lado del
mundo y mi ama es una jovencita muy tierna, educada, cuidadosa, es solo que…
-
Ya se, estabas aburrida y agotada con ella
¿verdad?
-
Si, yo la adoro con la vida, pero es tan
frustrante, incluso intenté hablar con su subconsciente, pero me fue imposible
controlar esa parte de ella.
-
Claro, yo ya no hablo con el subconsciente de
Shen, él ya realiza todo lo que necesito sin pedírselo, pero Ginger, esa parte
humana de las frustraciones no se puede controlar, imposible.
-
¿También hablas al subconsciente?
-
Todas las gatas tenemos ese don, los gatos no,
aunque a veces unas gatas tienen mayor poder que otras.
Continuará...